Al menos 17 personas murieron y 50 más resultaron heridas, tras la explosión de un artefacto explosivo de fabricación casera en un colegio ubicado en la ciudad de Kerch, al este de Crimea. El ataque fue atribuido a un estudiante quien también disparó con un fusil contra sus compañeros y luego se suicidó.
De hecho, la mayoría de las víctimas son adolescentes quienes fallecieron a consecuencia de los disparos. Fuentes de la investigación citadas por la agencia TASS clasificaron en incidente como un asesinato en masa y descartaron que se tratara de un atentado terrorista, como trascendió en un inicio.
Sergei Aksyonov, primer ministro de Crimea, aseguró que el atacante era uno de los estudiantes, Vladislav Rosliakov, de 18 años, quien se habría disparado en la cabeza.
“El presunto atacante se disparó. Era un estudiante de cuarto año de ese colegio. Su cuerpo fue encontrado en la biblioteca en el segundo piso”, dijo.
Sin embargo, el Comité Nacional Antiterrorista no descarta que hubieran intervenido otros atacantes.
Expertos del Servicio de Seguridad Federal (FSB) inspeccionaron el edificio en busca de otros artefactos explosivos e iniciaron la investigación correspondiente.
Oficiales y la propia directora del instituto de formación profesional, quien no se encontraba en el centro en el momento del estallido, afirmaron que un hombre armado entró al colegio, dejó la bomba en la cafetería y luego empezó a disparar a todo el mundo.
“Todo el mundo corría. Vi a una chica tumbada en el suelo. Había otro chico al que le estaban ayudando a caminar porque no podía moverse solo. La pared estaba cubierta de sangre. Todo el mundo estaba asustado. La gente lloraba”, relató Anastasia Yenshina, una estudiante de 15 años.
Los heridos fueron hospitalizados y reciben asistencia médica y psicológica.
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