Agentes federales de inmigración de México entregaron a un grupo de migrantes a miembros de uno de los cárteles más violentos de México, quienes obligaron a familiares a pagar un rescate, dijo una migrante hondureña que habló en exclusiva con Breitbart Texas.
La terrible experiencia sucedió a principios de marzo en la ciudad fronteriza mexicana de Nuevo Laredo, luego de que Teresa y una docena de otros migrantes centroamericanos fueran deportados por las autoridades estadounidenses y entregados a agentes del Instituto Nacional de Inmigración de México. En cuestión de horas, Teresa se encontró siendo entregada a miembros de la facción Cártel Del Noreste de Los Zetas. El grupo narco-terrorista tiene un control absoluto sobre la ciudad de Nuevo Laredo, donde las autoridades federales mexicanas no han podido hacer nada al respecto. Breitbart Texas ha informado que el CDN-Los Zetas incluso tiene convoyes de hombres armados en camionetas blindadas patrullando las calles de la ciudad.
Teresa aceptó ser entrevistada por Breitbart Texas en un lugar secreto en México mientras poco antes de tomar un autobús para viajar de regreso a Honduras por temor a otro encuentro con autoridades mexicanas del INM y por ende algún cartel.
“Un amigo me había advertido que si me llevaban a (Nuevo) Laredo, terminaría con esa gente”, dijo Teresa en español, negándose a referirse al CDN-Los Zetas por su nombre. Como medida de precaución, escondió su teléfono celular en la ropa para poder pedir ayuda.
Durante la noche, un grupo del cártel llegó a las instalaciones de migración mexicana donde las autoridades del INM les entregaron a los migrantes. Los CDN-Zetas hicieron que ella y otros migrantes subieran a una camioneta y en la que los llevaron a una bodega grande. En ese lugar, los sicarios amenazaron a Teresa y le dijeron que llamara a sus familiares en Estados Unidos para pedirles que enviaran un rescate para garantizar su seguridad. Para su sorpresa, los sicarios del CDN-Los Zetas ya tenían toda la información que ella había proporcionado a las autoridades migratorias mexicanas. Sin que el CDN-Los Zetas lo supiera, Teresa pudo registrar los hechos a medida que sucedían, utilizando el teléfono celular que previamente había escondido.
Los sicarios del CDN-Los Zetas amenazaron con someterla a abusos innombrables y afirmaron que los familiares tenían suerte de que no la hubieran matado ya. Los familiares de la mujer pudieron transferir 2,800 dólares en varios pagos pequeños esa noche. Una vez que los sicarios confirmaron que se había enviado el dinero, llevaron a la mujer al centro de Nuevo Laredo donde la liberaron.
Teresa se acercó a las autoridades federales y estatales mexicanas que buscaban denunciar el crimen y compartió sus evidencias. Si bien las autoridades afirmaron que investigarían el asunto, Teresa no presentó una denuncia penal porque las autoridades mexicanas dijeron que no podían ponerla en un programa de protección de testigos ni garantizar su seguridad.
“Nunca pensé que estaba tan mal aquí”, dijo Teresa. “Tan mal como están las cosas en Honduras, con lo que pasé aquí y que ellos (autoridades) no van a hacer nada al respecto … esta mucho peor aquí”.
Breitbart Texas fue al lugar cerca del centro de Nuevo Laredo donde los sicarios liberaron a Teresa y le pidieron al dueño de un negocio cercano acceso a las imágenes de seguridad, sin embargo, el dueño afirmó temer por su vida y se negó. El propietario afirmó que el CDN-Los Zetas tiene el control absoluto de la ciudad y las preguntas sobre sus actividades ponen a todos en riesgo.
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