En el homenaje público más fuerte que haya habido, en los 106 años de historia del Ejército Mexicano, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que no se arrepiente de haber elegido al general Luis Cresencio Sandoval. Aseguró: “no me equivoqué” de cara a representantes de las fuerzas armadas y el Gabinete, en Saltillo, en el acto de celebración del Día del Ejército.
Los mandatarios no acostumbraban a hablar en estos eventos, y si llegaron a hacerlo fue para pronunciar algún tema protocolario. López Obrador pronunció un discurso, muy en su estilo, de gran importancia para los militares que se sintieron incluidos en los grandes, muy grandes elogios a su jefe.
Antes el general Luis Cresencio Sandoval había anunciado la derogación del Artículo 16, por lo que los militares volverán a ostentar el grado superior para efectos de retiro. Lo que respondió a una petición que venía repitiéndose en todos los cuarteles, lo que solucionó una de las causas de irritación militar.
El primer mandatario, de manera coloquial, aseguró que antes había “tapadismo” en la elección del titular de la Sedena. Vaya que lo había agregaría. Que por eso quien iba a ser secretario se enteraba una hora antes. También recordemos que un día, horas antes, se cambió la decisión presidencial. Y que eso ha cambiado, por lo que quería hacer pública la razón para haber elegido al general Sandoval.
López Obrador dijo, lo que cimbró a la audiencia ahí reunida, y a quienes seguían la transmisión en vivo, que su decisión se debió: “… decidí nombrarlo porque en todo su expediente, en toda la información que pedí, decía que era incorruptible. Por eso es el secretario de la Defensa”.
Momentos antes había agradecido, de manera también muy poco usual, directa, su apoyo: “Estoy muy satisfecho, lo confieso, con el apoyo del general secretario”.
También refirió que le costó trabajo la decisión de este nombramiento porque había elementos, generales en activo, que reunían las condiciones necesarias para ser titular de la Secretaría de la Defensa Nacional. Aseguró que en los expedientes que revisó, alrededor de 30, encontró que el alto mando del Ejército proviene del pueblo, que los generales son hijos de campesinos, de obreros, de mecánicos y de militares.
En otra parte de su discurso habló de que se deben incorporar a las “misiones” del Ejército la de garantizar la seguridad pública. Enfatizó: “Los necesitamos” para, además, hacer hincapié en que sin los militares no se tendrían resultados para poner orden, y habló del ejemplo del combate al robo de combustible “huachicoleo”.
Lo más interesante, lo que hace doblemente excepcional este discurso presidencial de apoyo a las fuerzas armadas, de infinito reconocimiento al general Luis Cresencio Sandoval, es que López Obrador tuvo como candidato presidencial expresiones muy duras contra militares y contra el entonces titular de la Sedena, general Salvador Cienfuegos, a quien conminó a dejar de “hacer politiquería” cuando se le retiró un premio que iban a darle.
Por último, insistió en estar “muy satisfecho” con los militares, con el apoyo que ha recibido.
Curiosamente en su discurso, el titular de la Sedena, general Luis Cresencio Sandoval, había dicho que ningún soldado necesita reconocimientos… Y vaya que los recibió, a tope…
Fuente.-Isabel Arvide/@isabelarvide
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