Así mató González Calderoni a «El Zorro de Ojinaga» o «El Pablote» por orden de «El Señor de los Cielos
Se le conocía como «El Zorro de Ojinaga» o «El Pablote», fue maestro en el trasiego de drogas de Amado Carrillo Fuentes, «El Señor de los Cielos», por encargo de su tío Ernesto Fonseca Carillo, «Don Neto».
Pero el maestro, según cuentan las historias en torno a la muerte de Pablo Acosta Villarreal, también fue la víctima de Carrillo Fuentes, quien empezaba a despuntar el mundo del crimen.
El ejecutor fue Guillermo González Calderoni, quien fuera director de la extinta Policía Judicial Federal, quien habría recibido 1 millón de dólares para terminar con «El Pablote».
La historia fue contada así: El 24 de abril de 1987, en una zona cercana al Río Bravo, en el rancho Santa Elena, municipio de Manuel Benavides, alguien ordenó a la guardia establecida en el perímetro del rancho de Acosta Villarreal tomarse la noche e ir a tomar algo al pueblo.
Los hombres que cuidaban a «El Pablote» se fueron y sólo se quedaron unos cuantos alrededor de su jefe.
González Calderoni negoció directamente con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) el apoyo para el ataque a «El Pablote».
Aquella noche de 1987 un grupo de helicópteros de la DEA y elementos federales irrumpieron en el rancho de Acosta Villarreal.
La diferencia numérica era evidente y los cercanos a «El Pablote» cayeron rápidamente. González Calderoni tenía acorralado al «Zorro de Ojinaga» y con un megáfono le exigía que se entregara.
Existen versiones encontradas sobre lo que ocurrió aquél día. Se dice que Acosta Villarreal se apuntaba a la cabeza con una calibre 38, mientras desafiaba a Calderoni: ¡De aquí sólo me vas a llevar muerto!, y que después se pegó un tiro.
Pero también aquella que cuenta que ante el intercambio de balazos, González Calderoni ordenó quemar el lugar donde se apertrechaba «El Pablote». Se mandaron granadas y fue el momento propicio para que el comandante judicial pudiera acercarse.
Sigilosamente sorprendió a «El Pablote» y le disparó por la espalda. Le quitó la pistola y se la fajó en su cintura en señal de trofeo. El trabajo estaba hecho.
Amado Carrillo Fuentes subiría con gran rapidez los escalones en la organización criminal del cártel de Juárez, y González Calderoni asesinado en su flamante Mercedes Benz. El policía intocable entre 1988 y 1994, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
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