La historia se desarrolla en las sombras de uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos de México: el Tren de Nogales en Sonora. Las piezas del rompecabezas comienzan a encajar, revelando una trama de corrupción y nepotismo que implica a dos empresas, 3PM Proyectos Civiles y Arquitectónicos y Construcción y Materiales HS, entrelazadas no solo por negocios, sino por lazos familiares y compromisos ocultos.
En un descubrimiento alarmante, documentos obtenidos a través de la Ley de Transparencia muestran que ambas empresas, bajo el manto de un contrato formal con la Secretaría de la Defensa Nacional, canalizaron más de 400 millones de pesos entre julio y diciembre de 2023. Este flujo de dinero, destinado a la construcción de puentes y vías férreas, levanta sospechas no solo por la magnitud de los montos, sino por la naturaleza de las asignaciones y la velocidad con la que se ejecutaron los pagos.
Los nombres al frente de estas operaciones, Alfonso Laborín y Mario Israel Haro Amador, anteriormente afirmaron mantener una relación meramente profesional limitada a servicios contables. Sin embargo, esta fachada se desmorona bajo el peso de las pruebas que los vinculan a prácticas empresariales dudosas y a una red de empresas factureras previamente investigadas por el Instituto Superior de Auditoría y Fiscalización de Sonora.
El estilo de vida de los implicados, marcado por lujos inexplicables y conexiones políticas profundas, contrasta abruptamente con la discreción de sus negocios. En un giro inesperado, la exposición de estos hechos provocó una reacción a nivel nacional, desencadenando promesas de investigación por parte del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Las promesas apuntan hacia una revisión exhaustiva y consecuencias legales para los involucrados, aunque la comunidad espera acciones más que palabras.
La narrativa que surge de este escándalo no es solo la de un contrato comprometido o de unos cuantos individuos corruptos; es un reflejo de un sistema que necesita urgentemente una reforma. Este caso evidencia la imperiosa necesidad de una supervisión más rigurosa y de mecanismos de transparencia más efectivos en la adjudicación y ejecución de proyectos públicos.
Este reportaje es una llamada a la acción para todos los ciudadanos y autoridades: es hora de estar vigilantes y exigir la integridad y la transparencia que la sociedad y proyectos como el Tren de Nogales merecen. La corrupción puede ser un enemigo formidable, pero la persistencia y el compromiso con la verdad son armas que no deben subestimarse en la lucha por un México más justo.
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