Un sector del Municipio de Doctor Coss se convirtió ayer en una zona de guerra, donde las balas retumbaron durante 20 minutos, costándole la vida al Secretario de Seguridad municipal, a un policía y a un delincuente.
Otros dos uniformados se salvaron al bajar de la patrulla para buscar apoyo.
Sin embargo, en el «topetón», la fuerza del comando se impuso.
Para cuando los refuerzos llegaron, los cuatro vehículos de los sicarios -dos con blindaje artesanal y otros dos tipo «monstruo»- «ya habían escapado por las brechas, aparentemente hacia Tamaulipas.
Junto a la patrulla quedaron los cuerpos del Secretario de Seguridad municipal, Francisco Leónides Cruz y de Jorge Castillo González, segundo comandante de la Policía y sargento primero retirado del Ejército.
A unos metros fue localizado el cadáver de un pistolero abatido durante el enfrentamiento. El delincuente vestía ropa tipo militar y traía un sombrero con las letras CDN.
El enfrentamiento de ayer es el más reciente hecho violento en el municipio que limita con Tamaulipas.
Alrededor de las 6:00 horas, el jefe policiaco y tres uniformados salieron para atender el reporte de hombres armados en unos vehículos que habían sido vistos atrás del panteón municipal.
Ahí se registró el «topetón» y enfrentamiento.
«Íbamos saliendo, me llegaron las dos (camionetas) así de frente, quise echarme para atrás pero me llevaron, (chocaron) dijo Manuel quien conducía la granadera».
Tras el choque, los pistoleros dispararon contra los policías.
«Los compañeros empezaron a tirar también», relataba con la voz acelerada, como si estuviera viviendo el ataque.
«Me dijo mi comandante (Secretario de Seguridad Pública): ‘¡corre, pide apoyo!’, recordó Manuel.
«Alcancé a correr junto con otro compañero y nos metimos al monte».
El policía y sargento primero retirado del Ejército evidenciaba las huellas del combate.
Jadeando, con el rostro desencajado y la camisola rota, relató el ataque a los agentes ministeriales y a policías que reforzaban el perímetro.
Según Manuel, corrió por el monte hasta que llegó a una casa, donde pidió apoyo.
«Entré a una casa y una señora me prestó el teléfono, primero como que se asustó, pero ya nos conocen», decía.
Cuando los disparos cesaron, Manuel regresó y buscó a sus compañeros.
Solamente encontró con vida a Apolonio M., quien se resguardó bajo la patrulla.
«Me lo arrastré cuando se fueron, porque regresé para salvarlo, traía un balazo en la nuca y otro en el brazo y estaba quebrado del pie», decía el policía.
También se dio cuenta que los pistoleros, alrededor de 25, robaron las armas de cargo del jefe policiaco y su compañero fallecido, que eran tres fusiles y tres pistolas.
Con información de El Norte
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