No obstante, a pesar de toda la ostentación de su caída (la persecución a través de las montañas de la sierra Madre, los escapes por un pelo en las narices de las autoridades federales, el júbilo por su mediática captura final), la historia más amplia de la guerra contra las drogas permanece intacta.
De hecho, mucha gente en México sostiene que la guerra solo ha empeorado a partir de su extradición y, a juzgar por las impactantes cifras de los homicidios cometidos en los últimos años, que siguen batiendo récords, es fácil ver la razón.
Estamos viendo demasiada violencia”, comentó José Luis Córdoba, de 47 años, quien trabaja en una empresa de seguridad privada en Ciudad de México. “Así que no, en definitiva, esta situación no se detendrá ni cambiará porque el Chapo haya sido sentenciado a cadena perpetua”.
Si cae la cabeza, surgen nuevas y el tráfico de drogas hacia Estados Unidos continúa ininterrumpidamente. En medio de todo ese proceso, la cantidad de muertes aumenta, en especial en México, donde se derrama la mayoría de la sangre.
Las vidas que se pierden en la violencia actualmente han sobrepasado los niveles que se alcanzaron cuando Guzmán estaba en las calles, supervisando un vasto imperio de asesinos.
Sacar de las calles a los líderes más peligrosos del narcotráfico no ha terminado con este mal. Prácticamente se ha comprobado que la iniciativa estadounidense conocida como Kingpin Strategy (estrategia contra capos), la cual consiste en desmantelar los cárteles de la droga capturando a sus líderes, ha fallado.
En lugar de destruir a los cárteles eliminando a sus cabecillas, esta política ha dado lugar a hidras multicabezas al escindirlos y generar divisiones más pequeñas, menos disciplinadas y con frecuencia más mortíferas.
Surge el Cártel Jalisco Nueva Generación
En México, ha surgido una nueva fuerza en el tráfico de drogas, el Cártel Jalisco Nueva Generación, y se encuentra en una lucha constante con otros cárteles por el dominio de las rutas de trasiego a través de México hacia Estados Unidos. Los homicidios se están elevando en todas las zonas de conflicto predecibles, incluyendo Acapulco, Tijuana y Ciudad Juárez.
No obstante, la violencia también está repuntando en zonas que anteriormente eran tranquilas, como en el estado costero de Colima.
“Los niveles de violencia que vemos ahora se deben precisamente a que lo sacaron de la jugada”, dijo David Shirk, profesor de la Universidad de San Diego y director del programa Justice in Mexico de dicha institución. “De haber permanecido prófugo, y si la organización hubiera seguido dominando el tráfico de drogas como lo hacía en 2013 y 2014, quizá habríamos presenciado el declive más pronunciado en los niveles de la violencia en la historia de México”.
Aun así, los analistas afirman que es importante encarcelar a líderes como Guzmán, quien, de acuerdo con testimonios presentados durante el juicio, drogaba y violaba a niñas de hasta 13 años de edad mientras dirigía su organización.
A largo plazo, el hecho de no perseguir a los líderes envía un mensaje de impunidad”, comentó Jorge Chabat, un experto en seguridad de la Universidad de Guadalajara.
Sin embargo, los expertos afirman que su captura no ha servido para disminuir la violencia ni para por lo menos reducir las numerosas muertes por sobredosis en Estados Unidos.
“Se trata casi de una victoria pírrica”, afirmó Tony Payan, director del Centro México en el Instituto Baker de Políticas Públicas en la Universidad Rice.
“Las dinámicas fundamentales subyacentes en la guerra contra las drogas han seguido siendo las mismas durante alrededor de medio siglo”, añadió Shirk. “No quiero afirmar que se trata de una batalla fútil, pero ¿de qué otra forma se le puede llamar?”.
Con información de El Debate